Mire
mirastes
miramos
La vida
desde la otra orilla
la que elegí
la que elegimos
En la
liviandad con que tus ojos brillan
en el
silencio de los inocentes
en la culpa
ajena de la pasión
en la boca
entreabierta de una noche
en el nido
del corazón latiendo
en la piel de
unas manos que acariñaban al viento
en el beso
de la distancia
en el latir
del tiempo
Ahí donde la
pasión florece
Y un no sé
que…
Que estremece
el alma
Ahí donde
cada grieta se esparce
Desde el
ombligo de la geografía de un cuerpo
Donde los ángeles
descifran el camino de un amor
Mire y
estabas ahí esperando
Verte en el
espejo que reflejaba
la voz
la silueta
el rostro etéreo